viernes, 12 de julio de 2013

Que no encuentres a tu príncipe azul no significa que no seas una princesa

Se ha ido, y lo más probable es que no vuelva. No volveremos a vernos más. Supongo que borraré su número de mi móvil y me resignaré a vivir sin su presencia. Nunca tuve claro como se olvida, pero me imagino que ésta es una buena forma de empezar. La rutina tarda un poco en darse cuenta de que ya no comparto mi tiempo. De que ya no pido café para dos en el bar de la esquina cada mañana. De que ya no lavo las sábanas tan a menudo para que se conserve su olor a miel hasta en el hilo más fino. De que aún su camiseta más ancha sigue sirviéndome de pijama cada noche. Aún quedan en mi mente los "para siempre" a los que el tiempo no hizo justicia, los "te quiero" que un día mencionó, pero que no sé si en realidad sintió, los "buenos días princesa" que al final acabaron por convertirse en despedidas. Pero aún lo miro, y me sigo perdiendo en esa mirada que me enamoró, en sus labios, en esos labios que un día me hicieron tocar el cielo, un cielo en el que hubo un tiempo al que me mudé para contemplar las maravillosas vistas. Pero se trataba de olvidar ¿no? eso dicen siempre... No se olvida, se supera. Y es que sonrisas quedan, pero las razones por las que sonreír se las llevo todas.
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